Francisco ya tiene siete años, odia que le toquen sus juguetes, de hecho no quiere que nadie se los ordene, sólo él puede hacerlo porque dice que sino no encuentra nada.
Termina de desayunar y escucha que Verónica, la señora que nos ayuda en casa, que está haciendo su cama, movió un autito sobre el piso y al grito de "¡qué fue ese ruido!" salió disparado escaleras arriba.
Al horno...